¿Dónde se puede comer bien en el microcentro? Mi más honesta respuesta a esa pregunta hasta la semana pasada era que rara vez iba para esa zona y, con evasivas, le sacaba el cuerpo llegado al meollo de la cosa; es decir, a que no tenía ni idea de dónde se podía tener una experiencia gastronómica en la zona.
El tema es que me gusta conocer para recomendar. Y por más que lea de tal o cual, sólo me venían un boliche asturiano de Paraguay y Florida (donde iba con mi viejo cuando estaba de visita acá), y Filo o Le Bar, que tienen buena comida pero es más onda levante que restó. Finalmente fui iluminado por una colega y conocí Dill&Drink, que abrió hace una año excato. Concedo: también es un bar, pero ante todo es un muy buen restaurante, como puede ser el Ocho 7 Ocho.
El aspecto es trendy. El tipo de lugar al que llevarías a una chica sofisticada que conoce el nombre del trago que va a pedir; pero la onda del lugar es otra: es cordial y relajada, con una atmósfera cool de Acid y Nü Jazz que le da mucho encanto. Piso de madera, sillones onda sixties y lámparas de diseño sputnick (como me enteré que les llaman).
La barra está bien nutrida, con tragos y alcoholes clásicos y exóticos, como la pequeña colección de absentas que ofrecen. Todo está ahí para que puedas lucirte como un hombre de mundo. Pero la verdad está en otro lado y se sirve al plato: unos pescados como hacía rato, y repito, rato, que no comía. El joven Leandro Leyell (33), mentor, chef y propietario, practica una cocina de mercado en la que se come lo que consigue él recorriendo el mercado en el día, con recetas que ponen todo el foco en el producto.
Con mi chica pedimos dos tragos para arrancar: un Mint Julep ($28) y a sugerencia de la moza un Saketini (ídem o 2x$40), un trago fresco que viene con una inolvidable rodaja de pepino. Como cualquier trago viene con un platito para que hagas base, nos convidaron con makis (rolls de arroz envuelto en alga nori), humus, rúcula, pollo al limón y cebichito light que, sin ser una gloria, acompaña en la pendiente etílica en la que te embarcás.
Como no hay carta, la moza recita los platos del día y vos elegís. Quedamos enganchados con dos que cantaron como sirenas en la orilla de nuestro hambre: Lenguado con salsa de camarones y eneldo ($75); lomo de atún (vuelta y vuelta, bien jugoso, $85) con sésamo tostado. Las guarniciones también las sugirió la moza: para el lenguado, batatas asadas y unas hojas de rúcula para cortar el sabor; para el atún, cous cous con una ensalada hojas verdes.
Nobleza obliga, la cocción de ese lenguado estaba sacada de un manual de cocina: apenas cocido por fuera, el corazón de la carne blanca estaba aún baboso, todo sumergido en una abundante crema de camarones y eneldo –Dill es eneldo en inglés, un condimento clave para los pescados- le ponía un marco perfecto.
El atún… impecable. El último lomo de atún que recuerdo me enamoró fue uno que probé en Paraje Arévalo hace ya dos años. Y acá tuve otra vez una experiencia culinaria con este pez de sabor y textura deliciosa, sólo cuando está fresco, sólo cuando está bien hecho: apenas cocido por fuera el corazón estaba rojo y muy a punto. Tal y como lo muestra la foto.
Pasamos del postre (porque estábamos llenos, hay que decir), pero repetimos el saketini y nos fuimos felices y con ganas de recomendar Dill&Drink: porque es una opción que no conocíamos en la zona; y porque es un lugar para volver.
Pasamos del postre (porque estábamos llenos, hay que decir), pero repetimos el saketini y nos fuimos felices y con ganas de recomendar Dill&Drink: porque es una opción que no conocíamos en la zona; y porque es un lugar para volver.
Lunes a Jueves: 11:00 a 01:30 hs.
Viernes: 11:00 a 03:00 hs.
Sábados: 19:30 a 23:59 hs.
5 comentarios:
ese atún por dió!
allá vamos...
abrazo hidalgo!
me alegro que te tiente, Sergio... porque la verdad es que estaba fuera de serie.
Salú!
te escuché en R&Pop, y sugeriría (a todos los cheff, etc) que dejen de utilizar el término Babee, es una asquerosidad afrancesada que lleva a relacionar la comida con la baba. no cuesta nada inventar un neologismo propio o continuar con el bien jugoso.
Ignatius,
entiendo. ¿Alguna sugerencia?
Bien jugoso no es...
Salú!
Ese atun ya me dio hambre !!!
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