15 de agosto de 2011

La moda de los puntajes de vino llega a mercado

En Estados Unidos existe un sistema de crítica de vinos basado en puntajes que llegan hasta los 100 dígitos. Cada vez más bodegas locales apuestan a comunicar los puntajes que obtienen en ese mercado y ahora el consumidor se topa con ellos. ¿De qué se trata esta moda?
 

La semana pasada, en Mendoza, se llevó a cabo una curiosa degustación de vinos: con el nombre de “Premium Tasting, Parker–Tanzer’s Best”, unas 200 personas cataron 23 muestras de vino que obtuvieran más de 93 puntos en los rankings norteamericanos. Curioso recorte, la cata cimenta una nueva movida en el mercado local: el desembarco de los críticos internacionales y sus puntajes.

Hasta hace poco, hombres como Robert Parker, Jay Miller, Stephen Tanzer y James Molesworth eran completos desconocidos entre los consumidores de Vino Argentino. Ahora, que Argentina vende bien en los Estados Unidos, sus nombres circulan entre el público conocedor como héroes y villanos de la cata.
 
Los cuatro son norteamericanos y se ganan la vida puntuando etiquetas. Es decir, prueban vinos, escriben notas de cata y le otorgan un puntaje a cada uno, como una forma de solucionar en dos dígitos la dificultad de comunicar la gracia del vino a un público que no conoce la diferencia entre un tinto toscano y uno argentino.
 
El mecanismo es sencillo: ellos catan etiquetas que están a al venta en Estados Unidos y los catalogan en una escala de 0 a 100, de los que sólo revisten importancia los últimos 15 puntos. Sólo aquellas muestras que superan los 85 puntos llaman la atención del público. Y los que superan los 90, se venden como pan caliente, ya que se presumen mejores.

Basta un ejemplo para hacerse una idea de qué significa un puntaje alto. Karim Mussie Safie, enólogo mendocino que desde 2004 elabora sus vinos Altocedro, remaba contra la corriente como cualquier otro productor, hasta que su Malbec Reserva 2006 consiguió 90 puntos Parker. A partir de ese momento, los pedidos de su importador en Estados Unidos crecieron en forma automática y sus ventas se dispararon. Las 2.000 cajas de Malbec Reserva que pensaba vender en un año y medio se despacharon en ocho meses. Su nombre empezó a figurar en los rankings de nuevos productores y comenzaron a llamarlo importadores de otros países. Todo, gracias a un alto puntaje.

Multiplica puntos Parker
El más importante de los catadores mencionados, por su ascendente en el merado global, es Parker. Al frente del Wine Advocate, el medio que edita desde 1978 y en donde publica sus puntajes, ha ganado fama en el mundo entero. Amado y odiado por igual –según pondere o no los vinos de los productores- este hombre cuya nariz está asegurada en un millón de dólares tiene, según su biógrafa no autorizada, el poder de convertir diez puntos de su escala (los que van de 85 a 95) en 1,5 millones de dólares de diferencia en ventas. Así de fácil, así de poderoso.

De ahí, que Parker –y por añadidura su catador para Sudamérica, Jay Miller- están en el ojo de la tormenta. Denunciados por Mondovino, el documental de Jonathan Nossiter de 2004; llamado “El emperador del vino” por su biógrafa Elin McCoy; y ahora atacado por la periodista del New York Times Alice Feiring con su reciente libro “La batalla por el vino y el amor, o cómo salvé al mundo de la parkerización” (Tusquets, 2010), se los acusa de haber ejercido un poder tan vasto que llevó al vino a una suerte de estandarización “a su gusto”. ¿Y qué le gusta a Parker? La intensidad de color, el peso y la potencia de boca, la madera evidente y las notas ahumadas. Un estilo que parece dominante en la Alta Gama.

En cualquier caso, una cosa es cierta. Como apunta Feiring en su libro, cada vez más bodegas se ajustan a ese patrón, de paso el más exitoso en los Estados Unidos –hoy el mayor consumidor de vino del mundo-, cuyo paladar fue formado por la crítica especializada: de Parker a Stephen Tanzer –del International Wine Cellar- y James Molesworth, hasta hace poco el catador sudamericano de Wine Spectator, la revista líder que ha llegado a vender más de 1 millón de ejemplares al mes.

Así las cosas, el furor por los puntajes externos parece haber empezado una curva ascendente en nuestro mercado. La Premium Tasting marca el punto de inicio. Y los consumidores, ahora también tendrán que lidiar con los puntos Paker.

Esta nota fue publicada en La Mañana de Neuquén el domingo 14 de Agosto de 2011

8 comentarios:

Fabian Mitidieri dijo...

Bueno lo que escribiste, creo que la Parkerización de los vinos es una tristeza, porque para vender muchas bodegas han dejado de lado su identidad y el respeto al terruño. Así llegamos a la standarización actual del paladar, donde todos los vinos son muy parecidos, esas bombas alcohólicas (dulces), avainilladas y colorantes que tiñen hasta los dientes.
Existen todavía algunas excepciones, que seguramente no venderan tanto por no tener los Parker Points en su etiqueta, pero que son las que yo busco y mas disfruto.
Que no se pierdan los vinos típicos y delicados!!!!
Saludos

Joaquin Hidalgo dijo...

Gracias Fabián

sabés, acabo de probar en los meses pasados unos mil y tantos vinos. Hay perlitas muy rescatables, pero el estandar está en este tipo de productos high class para paladares con puntos parker...

Pero es una moda que, como toda moda, también pasará. No me caben dudas. Entre tomarte una botella y terminarla, y pagar otra botella cara y dejarla en pie, me parece que el consumidor termina por elegir lo que le gusta. Pero es un proceso largo. Y yo creo que aún estamos a mitad de camino.

Pero atento, que hay gente haciendo cosas diferentes. Sólo que no tienen masa crítica, aún.

Abrazo!

Fabian Mitidieri dijo...

Joaquin, vos tenes posibilidad de probar mucha cantidad de muestras, por ello estaría bueno que algún día subas al blog alguno de esos vinos "distintos" que probaste y te gustaron.
Sería un gran aporte para los que buscamos vinos "no Parkerizados"
Saludos

Joaquin Hidalgo dijo...

Fabian,

he recomendado varios que van por otra vereda. Quizás no tan explícitamente, pero cada vez que leas paladar suave, delgado o no se mencione high impact o cosas por el estilo, tené la certeza de que es un vino que no transita la senda Parker.

Ahora, la realidad, es que en nuestro medio, hay pocos saltos de terruño y esitlo, por lo que encontrar vinos realmente sorprendentes no es secillo. Posteo alguno cada tanto. Ahora nomás me viene a la cabeza el Graciana de Cecchin o los Malbecs de Cicchitti.

Salú!

Fabian Mitidieri dijo...

OK. Trateré de conseguirlos pero lo veo dificil por la patagonia, voy a tener que esperar ir a Baires....
Salute!!!!!

cristina cordova dijo...

Joaquìn, como siempre acertado y coherente. Como decis la moda tiene que pasar pero seguramente no serà de inmediato. Entonces pasemos los datos de los buenos vinos nuestros, màs allà del estilo globalizado de Parker y Cia...que el boca aboca tambièn es efectivo. Tenemos tantos terruños diversos y vinos que les hacen honor que vale la pena la difuciòn.
Abrazote
Cristina Cordova

cristina cordova dijo...

Uyyyy, difusiòn con S es lo correcto, disculpas
beso Cris

Joaquin Hidalgo dijo...

Cirstina,


hay una nueva movida de productores que hacen vinos ricos, sanos y de estilo. En general les doy bastante bolilla. Y sí, ya pasará.

Gracias por tu post!

Beso.