15 de junio de 2007

Fuga de invierno



Una nevada, donde acustumbra verdear la vid, siempre tiene algo de místico o sencillamente increíble. Rara vez el paisaje está tan desnudo y rara vez, también, tan geométrico y persistentemente en fuga. Qué puede haber tras la hilera de árboles resecos, al final de esta calle de postes, igual y paralela a la que se levanta a ambos lados y así hasta donde alcanza la vista?
Sólo en los grandes espacios, donde el ojo rueda hasta el agotamiento, puede percibirse lo que en tiempos remotos la gente llamó hadas, elfos, centauros o dioses a secas. No es algo que esté en el monte. Es algo que habita en quien observa y que un paisaje desnudo, helado y sin placer humano alienta a sentir. Pensándolo bien, no es raro que los antiguos frente a este misterio que luego brota, verdea y crece en frutos tropezaran con lo más hondo de sus dudas y se maravillaran, como uno ahora, al ver el paisaje desnudo del viñedo.
Y en él, sólo un pájaro.
Pájaro que con las mismas dudas, muerto de espanto y hambre, deja que el viento le infle las plumas, borracho también a su manera con la intensidad de las cosas. Borracho y espectante por lo que pueda venir con el temporal; y el final del temporal; y el comienzo de lo que espera.
Nada lejano ni remoto. Sólo que nosotros no somos pájaros.

2 comentarios:

juan dijo...

Linda nevadita,
y este pichon de pajarito, tal ves su primer invierno, bastante helado. cosas de tupungato.
por lo que parece el ionvierno tambien llego a la web, y el pichonsito no esta mas desnudo que vos, escribiendo solo en la imnencidad del siberespacion, no menos ventoso por lo siebernetico.
adelante qui!!!!

Anónimo dijo...

la foto es una esperanza de lo que vendrá,la aparición de la maravilla que más tarde se convertirá en eso tan especial y que nos da el vuelo que no tenemos de por si.Me gustó mucho