Guía de compra para bebedores primaverales
En una cena se descorchan dos Malbec y un Sauvignon Blanc, y el blanco
se termina primero. En foros de consumidores alguien filosofa que los
consumidores debieran rever a los blancos, porque son más atractivos que
los tintos. En un almuerzo de periodistas gastronómicos el Chardonnay
cunde y opaca a los vinos de color.
Son pequeños índices, es verdad. Pero índices al fin de que los consumidores comienzan a descubrir los vinos blancos. Y ahora que los días gratos se avecinan, los blancos ofrecen estilos ideales para calmar la sed y refrescar una comida. Si aún no te animaste a probarlos, te sugiero olvidarte del Malbec por un minuto y asombrate con todo el mundo de sabores que hay en la góndola de los blancos. Aquí, mis elegidos por varietal:
Chardonnay plan “light”: si hasta hace poco un buen Chardonnay debía tener una notable crianza en roble, hoy la ampulosidad y cremosidad de este varietal van cediendo paso a la frescura mineral y málica, al paso vibrante y el cuerpo medio. Más accesibles al gran público, el nuevo estilo que se impone los hace versátiles en la mesa, y acompañan bien pastas con hongos o risottos con frutos de mar. Buenos ejemplos para probar son Saurus 2009, Alta Vista 2010 y Alegoría Gran Reserva 2009 en la alta gama.
Sauvignon menos tropical: en los últimos años las bodegas buscaron ofrecer Sauvignon blancs con aromas de maracuyá. La novedad ahora viene dada de una nueva elegancia, con aspectos herbales y un considerable aroma a pipí de chat, y un “toque” de maracuyá. En cualquier caso el estilo es intenso y tienen buenos exponentes en esta cosecha, como Portillo 2011, Los Cardos 2011, Séptima 2011, Riglos Quinto 2011. Fríos, nunca helados, son perfectos para los mariscos.
Torrontés fever: es notable lo que sucede con este varietal, ya que hoy no es sólo patrimonio riojano y salteño y son cada vez más bodegas lo producen en San Juan, Mendoza y Patagonia. El abanico estilístico se ha abierto tanto que hoy se puede beber un torrontés chardonnizado como el Manos Negras 2011, cristalinos como Laborum 2011, o típicos como Lorca Fantasía 2011 o José Luis Mounier 2010. También tiene su costado goloso de la mano de espumantes como Deseado y tardíos como Cafayate Cosecha Tardía 2010.
Viognier de capa caída: esta uva tuvo mejores momentos, años en que los parecía ser la alternativa natural al Chardonnay –aunque lejos en volumen- por su buen peso, su carnosidad y andar envolvente. Sin embargo, en las últimas añadas parece haber subido de alcohol más de lo que le conviene. No obstante, buenos ejemplares son Ampakama 2010 y Graffigna Centenario Tardío 2007.
Pinot Gris o Grigio: entre los blancos más festivos, el Gris o Grigio es de los que siempre dan ganas de beber ni bien aprieta el calor. De aromática intensa y andar ligero, puesto en una copa una noche de primavera representan el costado deliciosamente frívolo de los blancos argentinos. Ejemplares perfectos para tener a mano son Lurton 2011 y Alma Mora 2010. La frivolidad se completa con damascos turcos, pistachos y queso brie.
Semillón germinado. Al fin esta uva comienza a reflotar. Supo ser una de las más cultivadas del país y luego cayó en el olvido hacia la década de 1980. Sin embargo, vinos como Latitud 33º y Mendel 2010, fragantes y delicados, con cuerpo medio y paso elegante, permiten soñar con una formal resurrección.
Blancos pero no puros: en materia de corte se verifican apuestas audaces en nombre de la frescura. En tal sentido, el aromático Tocai le da vida a algunos cortes de Chardonnay –como el Goyenechea 2010-; mientras que Chenin sigue siendo una variedad rezagada, que se emplea específicamente para estirar el volumen del Chardonnay en blancos de bajo precio. Un corte de lujo es CXV de Bodegas La Rosa 2008, que combina 50% Chardonnay, 35% Viognier y 15% Sauvignon Blanc.
Son pequeños índices, es verdad. Pero índices al fin de que los consumidores comienzan a descubrir los vinos blancos. Y ahora que los días gratos se avecinan, los blancos ofrecen estilos ideales para calmar la sed y refrescar una comida. Si aún no te animaste a probarlos, te sugiero olvidarte del Malbec por un minuto y asombrate con todo el mundo de sabores que hay en la góndola de los blancos. Aquí, mis elegidos por varietal:
Chardonnay plan “light”: si hasta hace poco un buen Chardonnay debía tener una notable crianza en roble, hoy la ampulosidad y cremosidad de este varietal van cediendo paso a la frescura mineral y málica, al paso vibrante y el cuerpo medio. Más accesibles al gran público, el nuevo estilo que se impone los hace versátiles en la mesa, y acompañan bien pastas con hongos o risottos con frutos de mar. Buenos ejemplos para probar son Saurus 2009, Alta Vista 2010 y Alegoría Gran Reserva 2009 en la alta gama.
Sauvignon menos tropical: en los últimos años las bodegas buscaron ofrecer Sauvignon blancs con aromas de maracuyá. La novedad ahora viene dada de una nueva elegancia, con aspectos herbales y un considerable aroma a pipí de chat, y un “toque” de maracuyá. En cualquier caso el estilo es intenso y tienen buenos exponentes en esta cosecha, como Portillo 2011, Los Cardos 2011, Séptima 2011, Riglos Quinto 2011. Fríos, nunca helados, son perfectos para los mariscos.
Torrontés fever: es notable lo que sucede con este varietal, ya que hoy no es sólo patrimonio riojano y salteño y son cada vez más bodegas lo producen en San Juan, Mendoza y Patagonia. El abanico estilístico se ha abierto tanto que hoy se puede beber un torrontés chardonnizado como el Manos Negras 2011, cristalinos como Laborum 2011, o típicos como Lorca Fantasía 2011 o José Luis Mounier 2010. También tiene su costado goloso de la mano de espumantes como Deseado y tardíos como Cafayate Cosecha Tardía 2010.
Viognier de capa caída: esta uva tuvo mejores momentos, años en que los parecía ser la alternativa natural al Chardonnay –aunque lejos en volumen- por su buen peso, su carnosidad y andar envolvente. Sin embargo, en las últimas añadas parece haber subido de alcohol más de lo que le conviene. No obstante, buenos ejemplares son Ampakama 2010 y Graffigna Centenario Tardío 2007.
Pinot Gris o Grigio: entre los blancos más festivos, el Gris o Grigio es de los que siempre dan ganas de beber ni bien aprieta el calor. De aromática intensa y andar ligero, puesto en una copa una noche de primavera representan el costado deliciosamente frívolo de los blancos argentinos. Ejemplares perfectos para tener a mano son Lurton 2011 y Alma Mora 2010. La frivolidad se completa con damascos turcos, pistachos y queso brie.
Semillón germinado. Al fin esta uva comienza a reflotar. Supo ser una de las más cultivadas del país y luego cayó en el olvido hacia la década de 1980. Sin embargo, vinos como Latitud 33º y Mendel 2010, fragantes y delicados, con cuerpo medio y paso elegante, permiten soñar con una formal resurrección.
Blancos pero no puros: en materia de corte se verifican apuestas audaces en nombre de la frescura. En tal sentido, el aromático Tocai le da vida a algunos cortes de Chardonnay –como el Goyenechea 2010-; mientras que Chenin sigue siendo una variedad rezagada, que se emplea específicamente para estirar el volumen del Chardonnay en blancos de bajo precio. Un corte de lujo es CXV de Bodegas La Rosa 2008, que combina 50% Chardonnay, 35% Viognier y 15% Sauvignon Blanc.
Esta nota fue publicada en La Mañana de Neuquén el domingo 18 de septiembre de 2011.
5 comentarios:
Muy buena nota!!! hay que volver a los blancos!!! Ayer, en Las Grutas, comí un lenguado con salsa blanca y un Sauvignon Blanc 2010 de Trapiche, barato y bueno!!!
Igual prefiero los SB de la Patagonia que no tienen el pis de gato o ruda tan típico de este vino.
Saludos
PD. El Lurton PG es un vinazo
Fabián,
el SB de trapiche es muy bueno y en su franja de precios, me parece uno de los mejores. El 2011 aún no lo probé, pero seguro estará entrando al mercado ahora.
Respecto al pis de gato, tegno algunos dudas sobre su condición geográfica: pienso que se debe más al manejo del viñedo que a la región de origen.
Gracias por tu post!
Interesante lo que comentas del manejo del viñedo del SB. Por favor si investigas algo comentame, porque yo pensaba que el ciclo mas corto o el suelo de la patagonia hacía que se perdiera ese descriptor, en cambio se potencia el pomelo rosado y los herbales.
Saludos y como siempre tus notas siempre suman!!!
Puf! excelente nota! me los anoto a todos. Me encantan los blancos, y con éste tiempito primaveral.... perfectos!
Gracias por las recomendaciones.
Gracias Dr.M!
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