Si pasaste por Honduras, entre Acuña de Figueroa y Gascón, no lo viste. Eso es seguro. Porque 4141, el restaurante de brasas gourmet, existe hace poco más de un año con un cultivado perfil bajo. De día, persiana. De noche, sólo la ventana alta del salón está iluminada.
Si pasás, ahora sabés que existe. Y para más datos, detrás de esa intimidad se esconde un restaurante en el que cada detalle ha sido planeado con obsesión. Verás: hace 5 años Ezequiel López Batista, conocido en el ambiente como consultor gastronómico, empezó a soñar con la apertura de un local en el que todo lo aprendido en su carrera se pudiera lucir. Desde las sillas de diseño -que trajo de Córdoba- a la señalética que él mismo diseñó –está omnipresente, ya verás-, a las lámparas de las mesas y el track list que suena en el salón. Cada cosa tiene un por qué o una historia. Y la verdad es que el conjunto resultante logra una elegante sobriedad, perfecta para una cena de parejas o una cena de negocios, ya que las mesas están bien distanciadas.
A la hora de los platos, la propuesta es una carta de autor en la que las recetas toman múltiples inspiraciones. Vas a encontrar desde un Kitcheri vegetariano –receta india- a un lenguado a la crema de coliflor. Con todo, el eje de la propuesta está en una parrilla a leña y en la pastas, lo que explica sin dudas lo de “Wood, Grill and Pasta”.
De entrada pedimos una sopa de remolachas ($32) y los calamares grillados ($36). La primera viene en un dip con un pincho de carne; pero más importante, aún, con unas finas rodajas de manzanas rojas sumergidas en la sopa, que son fundamentales para lograr el combo de sabor terroso, frutal y refrescante. Los calamares, en cambio, llegan servidos sobre una base de puré, con brotes frescos arriba. Destaca por el buen punto del calamar –no queda gomoso- y su sabor ahumado y envolvente.
De principales, elegidos tres. Cabellos de ángel gratinados, con vegetales y brie de cabra ($62), que ofrece un buen contraste entre la turgencia de las verduras apenas cocidos con el crocante de los fideos (atento con el apio, una maravilla). Sorrentinos de pera, puerro y queso crottin ($65), un plato que sorprenderá a quien no esté acostumbrado a los gustos frutales; salen con una manteca de hierbas. Y una bondiola de cerdo ($74) que se deshace con el tenedor y que viene acompañada de un budín de zanahoria rayada y chutney de frutas.
La carta de vinos es escueta, aún. pero están trabajando para llenar la cava. Eso sí, hay algunas rarezas, como La Espera Syrah 2009 ($70), que tomamos, a los que se suman El Malbec de Ricardo Santo, Alamos y algunos vinos de El Esteco.
Pero si los precios te parecen algo elevados, atento con la propuesta de entrada+principal+postre por 95 pesos. Conviene agregar que cualquier carne la sirven por separado y a las brasas: bife de chorizo, tapa de asado, peceto, pechuga. Los fuegos están a cargo de Kurt Johann Wilhelm Helmfeld, que no tendrá nombre criollo, pero entiende bien cómo funcionan las brasas, y a quien verás desde la pecera de su cocina.
Si vas en estos días sirven piñones de araucaria. En caso de que estés nostálgico de tus viajes a la Patagonia, esta puede ser una buena oportunidad para recrearlos. Eso sí: lejos de los fideos pomarola de los mochileros y más cerca de las ideas de Francis Mallmann.
Honduras 4141 (última cuadra ancha). Tel 4861 1491
De Lunes a sábado 20:30 al cierre
Principales tarjetas
3 comentarios:
quisiera agregar que el plato de la bondiola con budín de zanahoria y chutney es realmente sabroso en su conjunto, un manjar! ;)
Cómo se nota que fuiste... ¿No serás la de la foto, con la copa en alto?
Salú!
Nosotros comimos los calamares de entrada, plato principal Salmón a la marroquí, y de postre helado de dulce de leche y café. Todo delicioso y tanto el ambiente como la atención: espectaculares.
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