28 de septiembre de 2011

Tres vinos “grandes” que vale la pena buscar y probar


Hace una década, la categoría máxima de los vinos eran los reservas. Pero con el tiempo y los nuevos altos precios aparecieron los grandes reservas, justo como una cuña antes de los vinos íconos. Y como todo lo que se agranda en el mundo, el adjetivo derramó prestigio entre varias categorías con un halo a veces confuso. A continuación, tres Grandes que vale la pena tener en mente para hacer un regalo o para darse un gusto.

Arnaldo B Gran Reserva 2005 ($112). Creación de Michel Rolland para bodega Etchart, Arnaldo B revolucionó la manera en que se pensaban los tintos en nuestro país. Fue en su primera vendimia, en 1989, cuando comenzó a perfilarse un nuevo estilo de vinos de alta gama. Hoy está en el mercado la 2005, blend de Cabernet y Malbec bien balsámico a la nariz,  con una acidez refrescante y el cuerpo marcado por una madera suave, que le suma carnosidad y volumen. Envolvente, sus sabores ligeramente evolucionados le dan una cálida sensación arrobante. Rico vino para conocer el potencial salteño.

Fabre Montmayou Gran Reserva Malbec 2008 ($138): en mi historia Fabre Montmayou ocupa un lugar importante. Fue hace años, en una cena familiar en la que por fin nos juntábamos con mis hermanos y mis padres después de un año de ausencias. El vino era su rico Malbec Reserva de la casa. La semana pasada, en otra reunión familiar, se repitió el efecto con este Gran Reserva 2008 cautivante: un tinto completo, que causa placer con una rica aromática frutal, maderosa y levemente ahumada, que abre paso a una boca de buen volumen, de acidez jugosa y andar envolvente. Recomendable.

Gran Dante Malbec 2007 ($145): La bodega Dante Robino es una de esas casas que hace bien las cosas, que le pone energía y cariño a sus vinos, y que por ser medianamente nuevos en el ámbito de la alta gama el consumidor desconoce o no la tiene bien referenciada. Para despejar toda duda sobre este productor, nada mejor que su Gran Dante, tinto insignia de la casa, elaborado con las uvas de un antiguo viñedo pegado a la bodega. Lo mejor de este tinto es el paso suelto, la fragancia vainillosa sin exageración y el buen gusto frutal que ofrece, suelto de cuerpo y en buena armonía. El tipo de vino del que te tomás una botella antes de enterarte.


Y en este y este otro post, tenés algunos otros que recomendé hace poco tiempo.

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