La foto la tomé prestada de acá.
Lindas las fotos de César.
Carácter Cabernet Sauvignon 2010 ($15). Un puchero como está mandado lleva caracú. Y si algo tiene de especial el caracú es su sabor fuerte y su textura grasosa. Digamos que el resto de las verduras son relleno: del zapallo a la papa, pasando por la cebolla; incluso el chorizo colorado es anécdota a su lado. De ahí que cualquier vino que sirva para empujar un buen puchero reclama dos cosas esenciales: sabor frutal para limpiar el paladar, y unos taninos apenas firmes para que la boca no quede engrasada del caracú. Para eso, Carácter es una buena opción en el segmento de los cotidianos.
Santa Florentina Malbec 2010 ($15). Las lentejas no serían un plato invernal sino fuera porque se sirven calientes, algo picantes y con abundante chorizo colorado y panceta. Sin ellas, el plato sería una ensalada de legumbres. Ahora, para pasarlos hace falta un vino frutado, abierto y sabroso, que resulte jovial en la boca. Y si comprás este vino de Santa Florentina, hacés además doble negocio: inmejorable relación calidad precio, inmejorable vino para unas lentejas bien power.
Portillo Malbec 2010 ($22). La mesa invernal no se inaugura hasta que se abre la temporada de pastel de papa. Eso es así. Más aún si el pastel viene con una costra gratinada y ligeramente caramelizada, y sembrado con abundantes aceitunas, huevo y pasas de uva. Claro que para poder salir airoso de un plato así es necesario un vino igual de completo. Y Portillo Malbec, con su buena fruta y jugosidad, es un plan perfecto para estrenar el frío.
Elementos Malbec 2010 ($25). No todo tiene que ser potencia en las comidas invernales. También se puede calentar el cuerpo y el espíritu con un buen arroz al curry con pollo. Aunque, claro está, bien hecho amerita sellar las piezas con un poco de aceite y luego fritar las verduras en él. Al final, el arroz tiene el gusto de la carne y para ayudar a refrescar el paladar hacer falta un tinto joven como Elementos: aromático y sin vueltas, con una buena acidez que le de nervio.
Cuatro Vacas Gordas 2010 ($30). Si el locro es una comida de festejos, sean patrios u hogareños, qué mejor que un vino con chiste en su etiqueta. Las cuatro vacas de este vino, de las que sólo verá tres en la etiqueta, encierran un secreto perfecto para la mesa. Es un blend de Malbec y Cabernet Sauvignon, frutado, ligero y ante todo muy amable al paladar, que funcionará como contrapeso perfecto para un locro nutritivo y concurrido, de esos en los que se come de a pie porque no quedan más sillas.
Malma Pinot Noir Finca La Papay 2010 ($35). Entre los platos invernales no puede faltar un buen risoto con hongos. El truco es sencillo: hay que comprar girgolas y portobellos deshidratados, dejarlos en un chorro de vino media hora antes de cocinarlos y hacer un risoto estándar al que se le suman los hongos casi sobre el final. Para terminar el festín, este Pinot Noir de textura tersa y sabor potente le hará buena sombra al plato, sin opacarlo. El contrapunto será perfecto. Ya verás.
Ikella Malbec 2010 ($39). Ojalá sepas qué es la carne a la masa. Porque si así fuera, sabrás que este plato tradicional de Cuyo es potente y que combina una rica costra de pan con una carne especiada y jugosa. Y ojalá tengas a mano un Ikella Malbec 2010, joven y novel vino de Bodega Melipal, con la cuota justa de fruta y amabilidad, sumadas a un cuerpo ligero y refrescante, que le sumarán un sabor más al plato, renovando tu boca a cada sorbo.
Saurus Merlot 2008 ($39). Injustamente olvidada en la cocina hogareña, la polenta merece una tan justa reivindicación como la uva Merlot. Son dos pesos pesados de la culinaria mundial. La primera, porque bien preparada, con pomodoro, albahaca y mozzarella fior de late, es un manjar simple y eficaz. La segunda, porque este ejemplar de Saurus tiene la fruta roja y el tacto de seda indispensables para volver a enamorarse del vino. No te olvides de brindar por esta reivindicación.
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