Si estás aburrido de beber vinos que te embadurnen la boca con taninos y sensación cremosa y buscás buenos tintos para la mesa, buscá entre estos siete que te recomiendo.
Umbral de los Tiempos Malbec 2008 ($35). Una tendencia creciente en el vino argentino es avanzar hacia formatos más pequeños: si la botella de 187 fue un boom para los espumantes, la de 375 cm3 y la de 500cm3 se impone para los vinos tranquilos. ¿Por qué? Las botellas grandes a veces son demasiado para un consumidor agobiado por los horarios y las responsabilidades. Umbral de los Tiempos es un vino importante, con el paso suelto y granto, de esos que no abrirías una botella a menos que sea un caso especial. Pero por 35 pesos te das un petit gusto top.
Trapiche Colección Roble Malbec 2008 ($45). No es el vino más conocido de la marca, pero por eso mismo merece una oportunidad. Es fragante y muy atractivo, con una personalidad que resulta distinta al promedio del mercado doméstico. En boca gana en frescura, paso ligero y textura muy suave. Está claro que no es el vino machazo que ponderan los entendidos cuando alardean de sus conocimientos, pero gana elegancia y por eso premia al paladar. Buscalo.
San Gimignano Cabernet Sauvignon Roble 2005 ($45). No tengo las mejores referencias de este productor, a quien no conozco personalmente. Pero en catas a ciegas, camina y bien. Que no te amedrente el color teja. Dejalo que avance: a la nariz destaca el buen ensamble de madera y la fruta, mientras que al paladar no tiene durezas, ya que lo suyo es el sabor frutal directo. Su final largo es lo mejor, con un recuerdo persistente y jugoso. Si te gustan los vinos power, olvídate. Si buscás una vuelta de tuerca en los gustos clásicos, agendalo.
Punta de Flechas Malbec 2009 ($45). Al fin un vino de Flechas de Los Andes pensado para el consumidor real. Y no sólo por el precio. Este Malbec, elaborado en una de las bodegas más vistosas del Valle de Uco por Pablo Richiardi –joven enólogo de la compañía- entra en un segmento peliagudo con el traje bien holgado del que sabe que está preparado: su principal virtud es la fruta roja, acompañada por una típica nota de alcanfor que vuelve sus aromas etéreos (prestá atención, porque es evidente). Al paladar manda su cuerpo medio y buen jugo, que estira el sabor por largo rato.
Alta Vista Premium Malbec 2009 ($50). Acaba de ver la luz una nueva cosecha de este tinto, ya casi un clásico. Y como tal, conviene apuntar una cosa: lo más sorprendente de este vino es su consistencia, ya que año a año sostiene (e incluso mejora) el estándar gustativo. El 2009 es muy frutal, y tiene una nota expectorante que lo vuelve muy fragante. Al paladar es rico, con una acidez vibrante, lo que le adelgaza el paso y lo vuelve un tinto en el que manda la fruta en el final de boca. De ahí que su principal virtud se demuestre en la mesa, con unas ricas costillas arqueadas.
Caligiore Malbec 2009 ($66). Bodega poco conocida en el mercado interno, que en su momento destacó por la originalidad de llamarle a sus vinos Cuatro Vacas Gordas. Pero si eran cancheros en esa línea, acá se ponen serios y van por un varietal joven y frutado, con carenado high class. Aromáticamente manda la fruta roja con matices ahumados, mientras que al paladar está hecho para gustar: prima la jugosidad de sus taninos, el sabor de la uva al final y el roble como una grata sombra en la boca. Rico vino para una picadita de fiambres.
Amado Sur Blend 2008 ($70). Trivento es una bodega que, en los últimos años y por diversos motivos, se ha mantenido en un silencio de radio en cuanto a comunicación. Digamos que se corrió del radar de la prensa, pero lo que nunca dejó de hacer lo que mejor sabe: producir una serie de vinos sorprendentes. Y eso es lo que va a probar con Amado Sur Blend: un vino joven, aromático y frutal, con su boca suave y paso suelto, a base de un raro corte de Malbec, Bonarda y Syrah. Abunda el sabor frutal y su principal virtud es refrescar la boca con una rica acidez moderada. El final, es pura y dura fruta.
Punta de Flechas Malbec 2009 ($45). Al fin un vino de Flechas de Los Andes pensado para el consumidor real. Y no sólo por el precio. Este Malbec, elaborado en una de las bodegas más vistosas del Valle de Uco por Pablo Richiardi –joven enólogo de la compañía- entra en un segmento peliagudo con el traje bien holgado del que sabe que está preparado: su principal virtud es la fruta roja, acompañada por una típica nota de alcanfor que vuelve sus aromas etéreos (prestá atención, porque es evidente). Al paladar manda su cuerpo medio y buen jugo, que estira el sabor por largo rato.
Alta Vista Premium Malbec 2009 ($50). Acaba de ver la luz una nueva cosecha de este tinto, ya casi un clásico. Y como tal, conviene apuntar una cosa: lo más sorprendente de este vino es su consistencia, ya que año a año sostiene (e incluso mejora) el estándar gustativo. El 2009 es muy frutal, y tiene una nota expectorante que lo vuelve muy fragante. Al paladar es rico, con una acidez vibrante, lo que le adelgaza el paso y lo vuelve un tinto en el que manda la fruta en el final de boca. De ahí que su principal virtud se demuestre en la mesa, con unas ricas costillas arqueadas.
Caligiore Malbec 2009 ($66). Bodega poco conocida en el mercado interno, que en su momento destacó por la originalidad de llamarle a sus vinos Cuatro Vacas Gordas. Pero si eran cancheros en esa línea, acá se ponen serios y van por un varietal joven y frutado, con carenado high class. Aromáticamente manda la fruta roja con matices ahumados, mientras que al paladar está hecho para gustar: prima la jugosidad de sus taninos, el sabor de la uva al final y el roble como una grata sombra en la boca. Rico vino para una picadita de fiambres.
Amado Sur Blend 2008 ($70). Trivento es una bodega que, en los últimos años y por diversos motivos, se ha mantenido en un silencio de radio en cuanto a comunicación. Digamos que se corrió del radar de la prensa, pero lo que nunca dejó de hacer lo que mejor sabe: producir una serie de vinos sorprendentes. Y eso es lo que va a probar con Amado Sur Blend: un vino joven, aromático y frutal, con su boca suave y paso suelto, a base de un raro corte de Malbec, Bonarda y Syrah. Abunda el sabor frutal y su principal virtud es refrescar la boca con una rica acidez moderada. El final, es pura y dura fruta.
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