Estimados,
desde hoy y en adelante para seguir leyendo este blog deberán ir a esta nueva dirección: www.planetajoy.com/bienjugoso. Ahí seguiré dándole de comer a esta criaturita que creció mucho gracias a ustedes, que visitaron a diario e hicieron grande a este pequeño blog. Nos vemos allá.
¡Gracias!
Y salú.
10 de mayo de 2012
21 de abril de 2012
Tres experiencias gastronómicas donde la comida no es el eje
Entre las artes performáticas y la autocina, estos son tres restaurantes a los que ir por su prpuestas antes que por su comida.
Yu Ga Ne: la parrilla donde te cocinás
En el barrio coreano existe una modalidad de restaurante muy difundida en el país asiático: la parrilla o bolgogi. Y Yu-Ga-Ne es el restaurante a visitar para saber cómo funciona. Es la comida típica coreana, en la que te sentás en una mesa, con una decena de platitos, y en el medio hay una parrilla con un brasero. Justo encima, un tubo extractor se lleva casi todo el humo. Y sí, lo que te imaginás es lo correcto: bulgogi es carne a la brasa que vos mismo te cocinás sobre la mesa. El mozo te trae la carne cruda –cerdo, pescado, vaca- que cortás con una tijera y tirás vuelta y vuelta al brasero. Para ir con varios amigos y así disfrutar de todos los platos.
Bacacay 3499, esquina Lamarca // T.4613-4623
Tips: restaurante a la propina
Los restaurantes a la gorra existen en el mundo y son una rara modalidad. La idea podría haber salido de un Robin Hood de las sartenes, pero no, la realidad es bien otra. Amparados en el concepto de buena voluntad, estos restaurantes ofrecen un menú en el que el precio lo pone el cliente. Así nomás. En Buenos Aires hubo uno –llamado Pampa Picante- y desde hace un año hay otro, Tips. No destaca por su buena comida, aunque sí por sus intenciones. Podés comer un Pollo al barro c/crema de limón y parmesano, que no es otra cosa que un pollo con sala y papas hervidas. Ojo, los drinks acompañan.
Thames 1514 // T.1560923058
A ciegas con Luz: espectáculo gourmet con teatro ciego
En el barrio coreano existe una modalidad de restaurante muy difundida en el país asiático: la parrilla o bolgogi. Y Yu-Ga-Ne es el restaurante a visitar para saber cómo funciona. Es la comida típica coreana, en la que te sentás en una mesa, con una decena de platitos, y en el medio hay una parrilla con un brasero. Justo encima, un tubo extractor se lleva casi todo el humo. Y sí, lo que te imaginás es lo correcto: bulgogi es carne a la brasa que vos mismo te cocinás sobre la mesa. El mozo te trae la carne cruda –cerdo, pescado, vaca- que cortás con una tijera y tirás vuelta y vuelta al brasero. Para ir con varios amigos y así disfrutar de todos los platos.
Bacacay 3499, esquina Lamarca // T.4613-4623
Tips: restaurante a la propina
Los restaurantes a la gorra existen en el mundo y son una rara modalidad. La idea podría haber salido de un Robin Hood de las sartenes, pero no, la realidad es bien otra. Amparados en el concepto de buena voluntad, estos restaurantes ofrecen un menú en el que el precio lo pone el cliente. Así nomás. En Buenos Aires hubo uno –llamado Pampa Picante- y desde hace un año hay otro, Tips. No destaca por su buena comida, aunque sí por sus intenciones. Podés comer un Pollo al barro c/crema de limón y parmesano, que no es otra cosa que un pollo con sala y papas hervidas. Ojo, los drinks acompañan.
Thames 1514 // T.1560923058
A ciegas con Luz: espectáculo gourmet con teatro ciego
¿Alguna vez supiste lo que era la oscuridad absoluta? El Centro Argentino de Teatro Ciego y Bodegas Graffigna ofrece una cena en un teatro al que entrás sin ver nada y cenás guiado por el olfato, el tacto y el gusto. Una finger food maridado con los vinos de la bodega, que estimula tus sentidos más allá de la vista: quesos, triángulos de masa filo, brochet de cerdo, entre otros platos. Mientras comés tiene lugar una obra en la que nada más hay que oír, oler y sentir en la piel. Un lindo plan para parejas. Jueves, Viernes y Sábado a las 21 horas puntal, conviene hacer reserva previa.
Zelaya 3006 // T.6379-8596
Zelaya 3006 // T.6379-8596
El seleccionado argentino de Malbec
La variedad insignia de Argentina
festejó el 17 de abril pasado su día mundial, con eventos en distintas
ciudades del planeta. Lejos de ese glamour, en la góndola local se puede
hallar un seleccionado de etiquetas perfectas. Estas son las once
mejores hasta 100 pesos.
Trapiche Malbec 2010 ($22). Este milagro de la enología contemporánea ser renueva cosecha a cosecha. En la góndola de los accesibles, difícilmente encuentre un vino mejor: abierto, aromático y con boca sencilla pero gustosa. Un Malbec para todos los días.
Portillo Malbec 2010 ($27). Haga la prueba y compre, en este segmento de precios, dos o tres marcas. Tápelas y bébalas sin saber cuál es cuál. Verá que este vino de bodega Salentein es el que gana la pulseada: intenso en color, rico en aromas frutales, de boca carnosa y con acidez refrescante. Ideal para la mesa.
Viña de Narváez Malbec 2010 ($34). Elaborado por Rosell Boher, una bodega mendocina de mediana escala, este tinto es muy perfumado, con fruta roja sencilla y efectiva en su cometido; al paladar es amplio y bien jugoso, con el paso veloz de una buena acidez. Clásico y moderno al mismo tiempo.
Marianne Malbec 2010 ($37) es un bólido de Finca Las Moras, cuya estética deslumbra a primera vista y luego se reafirma con el vino en la boca. Una apuesta por los aromas amigables de la fruta roja, apenas matizado con roble tostado; al paladar resulta amplio y con una rica acidez vibrante.
Yauquén Malbec 2010 ($45): el vino perfecto para darse un lujo cotidiano. Muy violeta, a la nariz recuerda flores y frutos rojos, con una elegante nota terrosa. En boca es llenador, intenso y con buena frescura. Un combo de elegancia y sofisticación alcanzables, producido por bodega Ruca Malen.
Kaiken Malbec 2009 ($50). La casa que el crack chileno Aurelio Montes lleva en Mendoza, produce este tinto de coherencia demoledora: frutos rojos, madera apenas ahumada y trazos herbales, forman la antesala de una boca intensa y firme, que gana espacio con su paso amable y carnoso.
Saurus Malbec 2009 ($53). Familia Schroeder produce uno de los Malbec patagónicos más interesantes, con este refinado combo de intensidad aromática y boca sofisticada, en la que el tacto de seda y su acidez jugosa lo convierten en un perfecto ejemplar para la mesa.
Alta Vista Premium Malbec 2009 ($60). La bodega con base en Chacras de Coria, Mendoza, elabora uno de los tintos más constantes en calidad del mercado. Cada año, desde 1999, Premium se consagra como uno de los infallables de la góndola. Y el 2009, muy especialmente. Probar para creer.
Goyenechea Quinta Generación Malbec 2007 ($60). Gran ejemplar de la bodega de Villa Atuel, Mendoza, que combina el perfil moderno de los nuevos vinos de la casa, con el corte tradicional de siempre. Destaca por su perfume de frutos negros y rojos, y por su buen volumen y paso envolvente.
Luigi Bosca Malbec D.O.C. 2008 ($80). La sigla significa Denominación de Origen Controlada, e indica que el vino fue elaborado con uvas de Luján de Cuyo y según un protocolo preestablecido de cosecha y crianza en roble y botella. En criollo, un excelente ejemplar de profundos aromas frutales, boca voluminosa y lograda elegancia.
Zorzal Reserva Malbec 2009 ($95). Una rareza todavía en la góndola, que por ahora se consigue sólo en vinotecas. Elaborado por Zorzal Wines, con uvas del Valle de Uco, Mendoza, es un tinto bien perfumado, con una boca intensa y de acidez bien jugosa, apenas contrastada por la madera, que le aporta volumen y complejidad.
Esta nota se pubicará el domingo 22 de abril de 2012 en La Mañana de Neuquén.
14 de abril de 2012
6 recomendaciones musicales de vino
Estas recomendaciones las hice hoy en el Segmento Siete Vorterix (103.1) ... nos morimos de risa con las descripciones de los personajes que hizo Guillermo Hernández. Esa se las debo, porque se fueron por el aire.
Si te gusta el heavy metal, con bandas como AC/DC o Iron Maiden, donde le dan a la bata y los solos de guitarra aportan una estridencia aguda y profunda, con toques clásicos como hizo Jethro Tull y Deep Purple, te tienen que gustar los vinos heavy body, con intensidad y volumen, como el Cabernet power: La Mascota 2009, Santa Julia 2009, Kaiken Ultra 2008.
Si te gusta el pop, del estilo Whitest Boy Alive o Bell&Sebastian, con canciones pegadisas y estribillos, coros, melodías y bases rítmicas en armonía con las letras, al estilo Miranda, te gustan los vinos ligeros, de aromática frutal de sencilla comprensión como el Saurus Pinot Noir 2009 o los rosados Carmela Benegas 2011 o Jean Revier 2011.
Si en cambio flasheás con el Jazz, con los síncopes de ritmos y las estructuras libres que propiciaron tipos como Miles Davis, John Coltrane o el exquisito de Bill Evans, a vos te gustan los vinos de corte, en donde la emoción va detrás del cerebro, y en donde la complejidad y la elegancia son el ABC del vino. Etiquetas como Trumpeter Malbec Syrah 2010; Dos Fincas Cabernet Sauvignon Merlot 2010; o Viñas de Narváez 2006,
El reggae. Sonido universal, primitivo y liberador, tan denso como ligero que va de un Peter Tosh y un Bob Marley a artistas de culto en nuestro país como Lee Scracht Perry, se me representa en vinos adorablemente sencillos, como ciertos Torrontés… que van de maravilla para beberlos como Elementos 2011, Vasija Secreta 2011 o Cafayate 2011.
El funk tiene sus seguidores: bases percusivas intensas, bajos que hacen rebotar la tripa, combinadas con exquisita precisión las estridencias de los bronces (o caños), tal como hacían Maceo Parker, James Brown o, más moderno, Jamiroquai. Si estás entre los que les gusta el groove del funk te tiene que gustar el Syrah: único varietal con esa capacidad camaleónica de aunar contrastes con una base austera y densa, y aromas exóticos. Buenos ejemplos serían: Don David 2008 Tracia 2011 y Latitud 33º.
Rythm&Blues es un mundo amplio y celestial, apto para todo público. Acá caben la habilidad sonora de Steve Ray Voghan con el carisma y la elegancia de un B.B. King, o la crudeza de John Lee Hooker o al caudal sonoro de un Botafogo. Si esos son tus músicos favoritos, a vos te gustan los vinos de una profundidad apta para todo paladar, y tan variables en expresión como puede ser los Malbec, como por ejemplo Zorzal Reserva 2009, Marianne 2010, Portillo 2010.
13 de abril de 2012
7 recetas sencillas para cocinar con vino
En la cocina el vino es un ingrediente precioso que da resultados de fábula si se lo usa bien. Estas son algunas de las mejores y más sencillas recetas para usar tintos y blancos.
El vino en la cocina tiene tres requisitos: uno, nunca se debe cocinar con un vino que no nos tomaríamos; dos, siempre hay que cocerlo un rato largo para que el alcohol se evapore y no nos queden platos etílicos; tres, hay que valorar bien la acidez del vino –especialmente en los blancos- porque puede transferirla al plato, y en materia de tintos, conviene nunca usar vinos muy tánicos o maderosos, a menos que se empleen en recetas de un abundante tenor graso. ¿Cómo usarlo? Anote alguna de estas recetas sencillas.
Pastas al brócoli con Chardonnay: esta es una de las recetas más sencillas que se pueden hacer en casa empleando una copa de vino blanco (el mismo que acompañará la comida). Hacer al vapor una planta de brócoli. Mientras, cortar un diente de ajo en láminas y saltarlo en aceite de oliva a fuego muy suave. Luego se agregan una taza de crema de leche, el vino blanco y se deja reducir a la mitad, ajustando la sal. Al cabo, se le suman el brócoli torceado. Es perfecta con orechiettes o mostacholes, con un hilo de oliva final, pimienta y nuez moscada.
Pechugas de pollo con hongos al vino Sauvignon Blanc. El truco está en hidratar los hongos en el vino blanco. Luego se sellan las pechugas a la sartén con aceite de oliva y se reservan. Se hace un fondito de cebolla blanca saltada el mismo aceite y se desglasa con media taza de vino blanco. Al cabo se se ponen los hongos y las pechugas y se ajusta la sal. Puede sumar un toque de distinción con una o dos cucharadas de queso crema. Cocer 10 minutos más y retirar. Servirlo con papas con oliva y romero.
Bacalao al Chardonnay es una receta facilísima, aunque el Bacalao no figure entre los pescados más frecuentes y baratos. Se cortan en rodajas dos dientes de ajo y se los salta a fuego suave en aceite de oliva. Se les añade luego una cebolla en cortada en juliana, con sal a gusto y se deja rehogar. Sumar cuatro lomos de bacalao (con la piel para arriba) y cocerlos con una taza de vino blanco a razón de tres minutos por lado. Se retira el pescado y se deja que la salsa reduzca a la mitad. Se emplata y se sirve con un arroz blanco o basmati (si se consigue).
Colita de cuadril al chimichurri con Malbec, resulta un plato ideal para hacer en casa cuando se reciben visitas; básicamente porque no falla. El secreto está en que el vino no debe tener madera. Se compra una colita de más de un kilo ya mechada y se la rellena con un chimichurri clásico –incluso el comprado va muy bien-, también se lo adoba por fuera y se lo deja reposar unas dos horas. Se pone la carne en una asadera profunda, se agregan dos tazas de vino y se la tapa con papel aluminio. Cocer 40 minutos a fuego fuerte y ya. Ideal acompañar con una ensalada de hojas verdes y un puré de papa con abundante manteca.
Lomo en reducción de Malbec. Lomo o cualquier corte que a uno le guste, pero que pueda salir jugoso del horno o la parrilla. Y en cuanto al Malbec, otra vez no debe tener crianza. La reducción es sencilla y se prepara con taza y media de Malbec en una sartén a fuego lento. Hay que ir revolviendo hasta que empieza a espesar. Eso sucede cuando se acerca a la mitad de su volumen. Ahí se le agregan tres cucharadas de azúcar –o tres de dulce de frutilla, es un plus de sabor- y se espesa un poco más hasta que forma burbujas más grandes y parejas. También se puede saborizar con un poquito de clavo de olor o laurel, llegado el caso. Luego salsear la carne con la reducción y servirla. Una ensalada de rúcula, parmesano y portobellos con aceto remata la propuesta con un toque gourmet.
Solomillo de cerdo con cebollas al Cabernet Sauvignon. Poner dos cebollas cortadas en juliana, con una taza de vino tinto y dos cucharadita de vinagre; cocer a fuego lento hasta que se evapore el líquido y reservar. Después, cortar dos solomillos de cerdo (en rodajas de unos 2cm de ancho), frotarlos con abundante pimienta y saltarlos en aceite de oliva no más de un minuto por lado. Sazonarlos y terminar de cocinar medio minuto más; retirar. En el aceite que quedó en la sartén, rehogar apenas la cebolla y distribuirla sobre los cortes de carne a modo de salsa. Acompañar con puré de manzanas.
Peras al vino tinto es el postre perfecto para los que nunca se terminan la botella. Con el resto de una o dos (conviene guardarlas tapadas y en la heladera) se ponen a hervir a fuego lento 2 o 3 peras cortadas a la mitad con una rama de canela y una taza de azúcar. Cocer hasta que las peras queden relativamente blandas; retirar y refrigerar. El combo se completa con una cucharada de crema chantilly o unos merengues troceados a la hora de servirlas.
Esta nota saldrá publicada en La Mañana de Neuquén el domingo 15 de abril.
12 de abril de 2012
Así se pone el sol en los viñedos de Vistalba, Mendoza
Pocas cosas son más lindas que un atardecer en los viñedos de Vistalba y Vistaflores. La cercanía a la montaña, las sombras que proyectan los cerros mientras el sol todavía enciende el cielo y los fuertes contraluces entre los que recortan álamos y pámapanos de vid, forman uno de esos raros y exquisitos momentos que nos regala la vida.
Las fotos las tomé a fines de marzo en Vistalba, Mendoza, en la finca de Cheval des Andes.
10 de abril de 2012
Ilustraciones gastronómicas by The Flying Mouse
The Flying Mouse es un proyecto guíado por una idea sencilla: todos los días un dibujo nuevo aplicado a un diseño original. Lo que no es simple es encontrar a ese ritmo ideas que valgan la pena. Chow Hon Lam, el hombre detrás del ratón volador, igual las consiguen en su estudio en Malasia. Y para financiarse montó un tiendita online así podés comprar la remera, el poster o el retrato que te guste.
Obviamente la apertura de esta semana es suya. Otras que he subido también le pertenecían. Les dejo ahora una selección de imágenes gastronómicas de este crack que, nada más ir a flickr, les alegrará las mañanas.
9 de abril de 2012
Nuevos terruños: el vino argentino crece hacia el Atlántico
La vitivinicultura busca nuevos horizontes en el litoral marino. Cada vez son más los proyectos que se animan al mar. Esta vendimia, dos incipientes zonas entraron en producción.
Los turistas que vayan a la costa atlántica, además de tomar mate en la carpa y bañarse en el mar, pronto podrán visitar viñedos y traerse algunas botellas junto con los clásicos alfajores. Es que ahora Mar del Plata, además de ser la perla del Atlántico, es también una incipiente zona vitivinícola.
Lo mismo pasa con Trelew, en las cercanías de Península de Valdez, Chubut, que en el futuro cercano combinará ballenas, lana y vinos por igual. Por raro que suene, ambas ciudades son dos de las más nuevas incorporaciones al horizonte del vino argentino, ya que en esta vendimia 2012 por primera vez molieron uvas. El dato pasa de ser anecdótico –si bien los volúmenes son chicos- y se inscribe en una tendencia de largo plazo hacia la búsqueda de nuevos terruños. Búsqueda que empezó a mediados de la década de 1990 cuando se desregularizó la plantación de vid y que pareciera avanzar sin prisa y sin pausa en nuestro país.
Y así, mientras que Mendoza y San Juan aportan el 85% de la producción de vino en el país, y las zonas más chicas y consagradas como la Patagonia Norte, La Rioja o Salta aportan diversidad gustativa a la industria, ahora el vino argentino va por más y pone rumbo Atlántico en su brújula.
Vinos oceánicos vs. desérticos
El nuestro es un país vitivinícola curioso en el mapa mundial. Curioso, porque las zonas de producción de vino son típicos desiertos de altura, lo que constituye una excepción dentro del panorama global. Desde Salta a la Patagonia Norte, los terruños argentinos son escasos en precipitaciones, muy luminosos y, como buenos desiertos, están sometidos a grandes saltos de temperatura entre el día y la noche. Con suelos aluviales de composición mineral diferente en cada región, los terruños del Oeste se caracterizan por ofrecer vinos con buen volumen, relativa baja acidez y un carácter frutal irrefutable.
Los terruños europeos, en cambio, son regiones básicamente cercanas al océano. Con regímenes de lluvia estables y con una insolación menor, excepción hecha de ciertas regiones de Italia, España y Portugal. Cualquiera sea le caso, la constante es la cercanía del mar, que modera las temperaturas achicando la amplitud térmica y la evaporación de las plantas, al aportar un medio húmedo y de temperatura uniforme. Esto garantiza vinos de acidez más elevada –más aún cuando las regiones son frías-, cuerpos medios y aromáticas vegetales y frutales.
De ahí que las nuevas regiones argentinas buscan abrir el abanico gustativo del país acercando la vid al océano. Con los antecedentes de bodegas como Saldungaray –en Sierra de la Ventana- y AlEste –en Médanos, provincia de Buenos Aires-, el Grupo Peñaflor se lanzó a explorar los vinos oceánicos con un viñedo en Estancia Santa Isabel, Chapadmalal, a metros del océano Atlántico. Ese viñedo acaba de dar su primera cosecha, que todavía se elabora en forma experimental. Las uvas cultivadas son todas de ciclo medio a corto, como Pinot Noir, Merlot, Chardonnay, Gewürztraminer y Riesling, ya que la madurez es más lenta en estas condiciones.
La Patagonia oceánica
Hasta ahora, la frontera del vino en la Patagonia había explorado la vertiente continental, desde San Patricio del Chañar –el polo vitícola más nuevo e interesante de Argentina- hacia el sur siguiendo la Ruta 40 hasta el Hoyo de Epuyén y los Antiguos en Santa Cruz. El único caso existente en el este era la bodega Océano Patagonia, en Viedma. A él se suma ahora el viñedo que el INTA con sede en Trelew viene conduciendo una serie de investigaciones sobre el cultivo de la vid y su viabilidad en la zona. Y esta vendimia 2012 es la primera que se elabora íntegramente en la región.
La Patagonia oceánica
Hasta ahora, la frontera del vino en la Patagonia había explorado la vertiente continental, desde San Patricio del Chañar –el polo vitícola más nuevo e interesante de Argentina- hacia el sur siguiendo la Ruta 40 hasta el Hoyo de Epuyén y los Antiguos en Santa Cruz. El único caso existente en el este era la bodega Océano Patagonia, en Viedma. A él se suma ahora el viñedo que el INTA con sede en Trelew viene conduciendo una serie de investigaciones sobre el cultivo de la vid y su viabilidad en la zona. Y esta vendimia 2012 es la primera que se elabora íntegramente en la región.
La idea del organismo de investigación fue buscar una alternativa a la producción frutal, para diversificar el agro en la zona. Y por ubicación geográfica –el paralelo 43º de latitud Sur- se convierte en el vino más austral de la Argentina.
Lo interesante es que, a diferencia del resto de los viñedos oceánicos mencionados, los del valle inferior del Chubut están emplazadas en una zona francamente árida y fría. Con Riesling y Pinot Noir, también suman Cabernet Sauvignon y Syrah, que están literalmente al límite. El tiempo dirá si pueden o no competir con el resto de los vinos patagónicos.
Esta nota fue publicada en La Mañana de Neuquén el domingo 8 de abril de 2012.
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