Pocas cosas son más lindas que un atardecer en los viñedos de Vistalba y Vistaflores. La cercanía a la montaña, las sombras que proyectan los cerros mientras el sol todavía enciende el cielo y los fuertes contraluces entre los que recortan álamos y pámapanos de vid, forman uno de esos raros y exquisitos momentos que nos regala la vida.
Las fotos las tomé a fines de marzo en Vistalba, Mendoza, en la finca de Cheval des Andes.
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