20 de enero de 2012

8 blancos pileteros para beber bajo la sombrilla

Calor, sudor y pileta son el combo perfecto para descorchar un vino blanco en dís de verano. Cuáles beber y con qué acompañarlos. En esta nota, las mejores opciones para cada bolsillo.

Es verano. La temperatura y la sensación térmica son motivo de queja pegajosa y mal humor constante. Una desgracia para los que están en una oficina. ¿Pero qué con los que pueden pasarse las tardes tomando el sol a orillas de una linda pileta? A ellos les aconsejamos probar con estos vinos para cerrar el día. Y a los primeros, que aún sin tener pileta, los prueben porque tiene frescura de sobra para bajarle unos grados al termómetro personal.

Tracia Chardonnay 2011 ($18). San Juan merece mejor fama como productor de blancos frutados y fáciles de beber. Buena muestra de ello este Chardonnay con tapa a rosca, que ofrece una aromática tropical y una boca de acidez moderada, pero con buen nervio. Todo, a un precio inmejorable, cosa de que quede margen para invertir en unas Pringles de cebolla y en un cuenco con olivas negras, regadas con una gotita de limón.

Las Moras Sauvignon Blanc 2011 ($20). A la hora de terminar un día bajo la sombrilla, lo que más necesita el cuerpo es una buena bebida fría y algo para picar. Si esa necesidad, además, se cubre con precios lógicos, el placer es doble. Y así llegamos a este blanco de Las Moras que realmente cumple el cometido de aportar ricos aromas cítricos y un plus refrescante perfecto para el paladar y sus circunstancias. Con leberwurst, mostaza de Dijon y un poco de queso Mar del Plata, cierra un día perfecto.

Santa Julia Torrontés 2011 ($25) es una curiosidad de la góndola. Dentro de los nuevos estilos de Torrontés, los mendocinos despuntan con un combo de  frescura y elegancia, lejos de los salteños que pueden resultar chillones, aunque siempre atractivos. Y este blanco de boca envolvente y rica acidez ofrece el punto justo de equilibrio para una picada sencilla: con queso gouda y una bondiolita como la de Campo austral, le pone un broche ideal a un día de pileta.

Lurton Pinot Gris 2011 (35). Si uno buscara en el diccionario la definición de “piletero”, este vino blanco debiera figurar como sinónimo. Frutado de tal forma que emociona, en la boca se comporta como un blanco de ley, lejos de la solemnidad de la alta gama y más cerca del capricho, con una acidez refrescante y pícara que lo pone como fija para comerse un tostado de jamón, queso y mostaza con la malla mojada.

Telteca Roble Chardonnay 2010 ($36). Ubicado entre los mejores vinos de argentina para La Guía de Vinos Austral Spectator –de la que el autor de la nota también es coautor- este blanco lleva lejos la ecuación precio calidad para el segmento: con una aromática en la que el roble funciona como un buen condimento a las frutas, en boca despliega su buena acidez que aviva los matices de vainilla y sabores cítricos. Con una pizzeta en la terraza del club, será mucho mejor aún.

Goyenechea Centenario Sauvignon Blanc 2011 ($40)
. El sur mendocino parece haber despertado de una larga siesta. Ya que este año pusieron en el mercado algunos vinos fuera de serie, como este Sauvignon que, citando a la colega Elizabeth Checa, “no maracuyea” como es ya frecuente exceso. La va de cítrico, con una aromática moderada pero elegante. Al paladar vibra como la cuerda de un arco y no pierde ni por un segundo la armonía.

Saurus Chardonnay 2009 ($42) es, por su delicadeza y sutil expresión –conviene saber que una parte es criado en barrica de acacia-, una opción chic para la piscina, el tipo de blanco que se acompaña con finger food en un sunset meeting. O, como diríamos el resto de los mortales de a pie, un rico blanco para esa hora en que el día llega a su fin y uno necesita comer un sanguchito de lengua vinagreta para comenzar a estirar la noche con la boca despierta al sabor.

Alta Vista Premium Chardonnay 2010 ($60). El precio no es precisamente el indicado para algo rápido y sencillo. No obstante, este blanco radiante, con boca de terciopelo y sabor refinado de frutas blancas y tropicales, es el candidato ideal para comer un melón con prosciutto del bueno (San Daniele, por ejemplo, para no saltar al imposible de Parma) y darse un gusto veraniego de mediodía, justo a la hora en que las palomas caen en picada de ramas y cables.

Esta nota fue publicada en La Mañana de Neuquén el 8 de enero de 2011.

2 comentarios:

Antigua Feria dijo...

Que buen post!!!!! Me dió ganas del Lurton Pinot Gris...fresquito, rico...mmm ya lo estoy saboreando ajaj saludos!!!

Dani

Joaquin Hidalgo dijo...

Me alegra Daniela que te gustara. Ya verás que todos cumplen holgadamente con su propósito piletero.

Salú!