23 de octubre de 2011

Generación “E”: los nuevos enólogos argentinos

En la última década un puñado de enólogos jóvenes trazaron la cancha estilísticas y le insuflaron nueva energía al mundo del vino. Quiénes son, qué etiquetas elaboran y cuáles probar.


En el vino argentino, lento pero seguro, se vive un recambio generacional. Es algo que se evidencia en las bodegas, en las ferias e incluso en la prensa especializada. Pero donde más se nota el pase de manos entre generaciones, es en el campo de la enología.
En nuestro país hay una camada de enólogos que hoy tienen entre 30 y 40 años que están definiendo la cancha estilística. Tipos atrevidos –bien apoyados por los bodegueros- que de pronto lanzan al mercado cortes raros, estilos nuevos y hasta nombres de vino impensados tan sólo cinco años atrás. La clave de esta movida, está en que no se formaron en los códigos tradicionales del negocio: elaboraron en Europa y Estados Unidos, beben fernet, escuchan rock del bueno y algunos twittean a troche y moche. Estos son los protagonistas.

Héctor Durigutti
es mendocino, acaba de cruzar los 40 años y a fuerza de talento y dedicación –asesoró a varias casas locales- ya es dueño de una bodega, sus vinos se venden como pan caliente dentro y fuera de Argentina, y es una voz autorizada a la hora de hablar de Malbec y Bonarda. Fueron sus caballitos de batalla, a los que reinventó con un estilo jugoso y elegante. Los mejores son Durigutti Bonarda 2009 ($45) y Durigutti Reserva Malbec 2008 ($98).

Mauricio Lorca nació en Mendoza hace 40 años. Después de un largo derrotero como enólogo de varias bodegas –Luigi Bosca, entre otras- recaló en Foster, de cuyo propietario llegó a ser socio. Hoy comanda las elaboraciones de su propia casa, entre otras, y lleva adelante una renovación estilística. Sus productos estrella son Lorca Poético Cabernet Sauvignon 2008 ($90) y Gran Opalo Corte 2009 ($150).

Alejandro Vigil, con 38 años cumplidos, este crack está al frente del departamento de enología de Catena Zapata. Formado en el riñón de la empresa, Vigil es el responsable de los tintos y blancos más cotizados de la casa, como Nicolás Catena 2007 ($820). No obstante, lleva adelante un proyecto en sociedad con Adriana Catena con su línea El Enemigo. Conviene probar el Syrah Viogner 2008 ($180), un ejemplo de modernidad gustativa.

Marcelo Pelleriti (42) es mendocino de pura cepa. Saltó a la palestra cuando en 2003 empezó a colaborar con Michel Rolland como enólogo de Monteviejo. Desde entonces, su perfil entre carismático y bohemio –es guitarrista- le dio nuevo aire al vino local. Sus tintos potentes y estructurados, de raíz francesa, le han granjeado fama. Cada vendimia elabora en Pomerol, Francia; buenos ejemplos de su estilo son Calypso Malbec 2010 ($47) o Monteviejo 2008 ($72), blend a base de Malbec.

Gabriela Celeste (no diremos la edad, nobleza obliga) está al frente de Eno Rolland, el laboratorio de enología y empresa asesora de Michel Rolland en Argentina. Elabora muchos vinos como asesora externa. En los últimos años ha ido corriéndose del estándar Rolland para encontrar un camino genuino. Conviene probar Rocío Moreno Malbec Reserva 2009 ($80) y CarinaE Prestige 2008 ($200). Escarlata Malbec es su vino de autor, que no hemos probado aún.

Oscar Biondolillo
(45), este ex Salentein fue el inventor enológico de Callia. En eso, hay pocos enólogos que le hagan sombra. Enfocado ahora en un proyecto personal, Aguma (que no hemos probado aún), Biondolillo es un profesional de perfil bajo y fino olfato a la hora del armado de cortes comerciales. Su impronta hoy cruza otros proyectos como Tracia, cuyo Cabernet Sauvignon 2009 ($20), es un nuevo hit de ventas.

Matías Michelini es, a sus 37 años, uno de los enólogos que demuestra tener un espíritu más inquieto. Pasó por Doña Paula y Sophenia, y ahora, asesora a varios productores mientras lleva adelante su proyecto personal Passionate Wines. Pronto sacará una línea Parral, mientras que su Montesco blend 2008 –Malbec, Cabernet con un touch de Bonarda, 90 pesos- es un vino fuera de todo estereotipo.

Leonardo Puppato (41) hizo armas en Chandon antes de llegar a Familia Schroeder, en San Patricio del Chañar. Con personalidad inquieta, logró desarrollar un porfolio de vinos tranquilos que tiene al Pinot Noir como centro de la propuesta, además de una línea de espumantes que tiene a hits de ventas como Deseado ($55), dulce natural a base de torrontés. Pronto saldrá un tinto de sus propias viñas, plantadas en 1901 en Mendoza.

Esta nota fue publicada el 23 de octubre de 2011 en La Mañana de Neuquén.

8 comentarios:

Leti Arena dijo...

buena nota Hidalgo!

Joaquin Hidalgo dijo...

Gracias, Arenas...

Beso!

WILLIE dijo...

Muy linda nota destacando el sobresaliente trabajo de estos hacedores de los vinos que nosotros degustamos y consumimos. Muchas gracias a todos ellos por permitirnos disfrutar de tan excelentes vinos.
P.D.: No dejes de probar los Aguma!!
Un abrazo
WILLIE

Joaquin Hidalgo dijo...

Gracias Willie!

Probaré Aguma, no te preocupes.

Salú!

manuel dijo...

creo que se esta dando un movimiento interesante. simplificando, antes lo que vendia era la bodega, luego el varietal, despues el single vineyard y ahora, son los enologos las nuevas estrellas, los que aseguran el exito del producto?

Damian Galetto dijo...

El Miercoles 19 estuve con Hector Durigutti (muy piola por cierto)en un evento en Cordoba y se acordaba de la nota que le hiciste. Los vinos de la bodega me gustaron mucho. Siga con las recomendaciones que en mi caso las viene clavando al angulo. un abrazo.

Marcela Carmona dijo...

Qué bueno joaquín!, me gusta tu mirada

Joaquin Hidalgo dijo...

Gracias Marcela,

me gusta que te guste! jeje.

Beso!