29 de agosto de 2011

La nueva Patagonia vitivinícola: de Chubut a Santa Cruz

La región patagónica crece con viñedos y cada vez más los productores apuestan por plantar vid más allá del paralelo 42º. Hoy se experimenta con uvas blancas en el norte de Santa Cruz. ¿Hacia dónde va la frontera del vino?
 


Viñedos en el Hoyo de Epuyén

La Patagonia vitivinícola es un hecho. Desde la vieja frontera de Río Negro donde la vid dio los primeros pasos australes, a la consolidación de San Patricio del Chañar como el más flamante polo en la elaboración de vinos de la Argentina, la región austral ha visto crecer sus viñedos en forma intensa y constante en la última década. Y ahora va por más: con nuevos viñedos que arrancan en El Bolsón y Lago Puelo, la vid ya estira sus hileras a Paso de Sapo en Chubut y Los Antiguos en Santa Cruz.


No es un fenómeno aislado. A la fecha, la región contabiliza 4.505 ya plantadas y representa casi del 2% del total nacional. Si bien la cifra puede parecer chica, es más importante que Salta y, lo que resulta más interesante aún, se ha incrementado sustancialmente a contar de 2.000. En una década se plantaron unas 2.185 hectáreas que, según un informe del Instituto nacional de Vitivinicultura, las 3/4 partes corresponden en la provincia de Neuquén, 1/5 a Río Negro, y el resto entre La Pampa y Chubut.


Esta última provincia reviste mucho interés. Sucede que hacia allá se desplaza la frontera de la vid, empujada por un doble movimiento en el escenario del vino Argentino: por un lado, el calentamiento global obligaría a buscar regiones cada vez más australes; por otro, la posibilidad de desarrollar un nuevo parque varietal y estilístico con uvas de zonas frías, como Riesling, Muller Thurgau, Chardonnay y Pinot Noir.


A la fecha hay al menos siete productores en la región de Lago Puelo, Bolsón y Paso del Sapo en la provincia de Chubut. Salvo el emprendimiento de Patagonia Wines, de Bernardo Weinert –propietario de la bodega homónima en Mendoza- todos son de poca escala aún, con un promedio de 1,5 hectáreas cada uno. Sumados, sin embargo, alcanzan las 35 hectáreas: cantidad suficiente para hacer unas 300 mil botellas.


El Hoyo en el mapa del vino
En 1998 Weinert compró una finca en el Hoyo de Epuyén, pocos kilómetros al sur de Bolsón. Lo animaba una visión concreta: si en el hemisferio norte las regiones vitícolas llegan hasta el paralelo 54º, resultaba difícil de creer que en nuestro país no hubieran viñedos más allá del Valle de Río Negro, a los 39º de latitud sur. Su visión era la de crear vinos australes de estilo europeo y comenzó con una plantación de viñas que hoy alcanzan las 26 hectáreas. En una lomada al pie del cerro, armó los viñedos y levantó una bonita bodega de madera.
Para la conducción de su proyecto contrató al ingeniero agrónomo y enólogo Darío González Maldonado. Con seis vendimias comerciales, la casa también avanzó con viñedos en Piedra Parada y Paso del Sapo, más al sur y hacia la estepa patagónica.


Un poco por el impulso que le dio Weinert a su proyecto, otro poco porque Maldonado empuja en la región, y otro poco porque los vinos resultantes entusiasmaron a algunos productores de fruta fina, cierto es que en los últimos cinco años despertó un pequeño polo vitícola en la provincia de Chubut, que ya llega a Santa Cruz, donde hay un viñedo experimental plantado en Los Antiguos, a orillas del Lago Buenos Aires. Estos son algunos de los productores que se lanzan a elaborar vinos:

Cavas del Sur, queda en el El Hoyo. Producen Chardonnay y Sauvignon Blanc, y sacan un bivarietal llamado "Pirque Custou", que no hemos probado aún.
Los Robles, Paso del Sapo. Cultiva Chardonnay, ya elabora una pequeña cantidad de vino con la marca "Orillas del Chubut".
Familia Fraschetti, El Bolsón. Cultivan Chardonnay y Pinot noir en la “villa turismo” y otra parte en Mallín Ahogado, con pequeña producción de Pinot Noir que sacan con el nombre “Familia Fraschetti”. De venta regional.
Cavas del Bosque, ubicado en Lago Puelo, tiene plantado Pinot Noir y Sauvignon Blanc. El viñedo está en etapa vegetativa aún.
Establecimiento Silva. También en El Hoyo, cultiva 1 hectárea de Chardonnay y Merlot. Lo interesante del caso es que se trata de un cultivo consociado con frambuesas. Algo novedoso, plantado en 2009.
Domaine Mazaredo: 1,5 has. plantadas con la variedad blanca Müller Thurgau, originaria de Suiza, en el Hoyo. El viñedo todavía está en etapa vegetativa.

Esta nota fue publicada por La Mañana de Neuquén el 28 de agosto de 2011

4 comentarios:

Fabian Mitidieri dijo...

Muy buena esta reseña que indica hacia donde va el futuro del vino con el calentamiento global permanente, a Weinert ademas de interesarle esto le interesa pescar truchas en los hermosos ríos de Chubut!!. Vos sabes que probé algunas veces el FALDEO de EPUYEN Chardonay-Riesling 2008 y me gustó mucho, es muy cítrico y con acidez elevada. Es mi paladar, no se si gustará al mercado. En cambio al Piedra Parada Merlot-Pinot 2007 le falta trabajo y es caro.
Que bueno que le diste lugar al vino de la Patagonia, que a pesar de ser poco en cantidad tiene mucha calidad.
Saludos

Joaquin Hidalgo dijo...

Fabián,

Pienso un poco como vos en este tema de los nuevos vinos patagónicos. El Faldeo del Epuyén es un vino bien nervioso y no siempre funciona con el paladar local. Y Piedra Parada es caro, pero exclusivo. Yo creo que es un tema de tiempo, también. Las cosas recién se aceitan cuando tenés 10 vendimias encima; más en una zona en al que no hay experiencia previa.

Con todo, le tengo mucha fe a esta nueva movida...

Abrazo!

Diana dijo...

Joaquín me gusta tu artículo, certero y con ideas claras.
Coincido con observar el movimiento que se va dando en la latitud de los viñedos.
Sin duda para mi hay tres Argentinas vitivinícolas. Hace tiempo tuve la oportunidad de tener una charla con Héctor Durigutti quien está asesorando algunos emprendimientos en San Pedro del Chañar y observábamos este movimiento, así como el cambio climático y la búsqueda de otras opciones en Argentina al cepaje malbec. Él obviamente apunto a cepas como el bonarda el cual sabe vinifica muy bien, yo junto con otras voces apostamos por lo blends y en cuanto al cambio hubo muy distintas voces: Un reconocido enólogo de una bodega en Tupungato apostaba a los beneficios del calentamiento global decía: que en nuestro caso las uvas a tenderían a engrosar la piel y concentrar azúcares lo que resultara en tintos más corpulentos si se sabían trabajar estos cambios y en la posibilidad de experimentar con nuevos varietales de blancos..cosa que a mí me gusto y creo acertada todavía y más viendo los resultados que se están dando con el semillón y el pinot grillio…
Pero la misma reflexión la llevo a nivel mundial lo cual me hace poner los ojos en las zonas del desierto mexicano tan parecidas geológicamente a Mendoza pero con el mar que pueden tener los viñedos chilenos.. en ciertas zonas del magreb y en China…serán estos acaso los exponentes del nuevo nuevo mundo del vino..

Joaquin Hidalgo dijo...

Diana,

atenta mirada la tuya, sobre otras regiones del mundo. En el caso de Asia, sumo el hecho de que para ellos es crítico la alimentación y no pueden derivar granos hacia destilados y fermentos como la cerveza. De ahí que el vino supone una alternativa sana para el consumo de alcohol, que no compite en la mesa.

Respecto a cuáles serán las variedades del futuro, es difícil aventurar. Lo que sí me parece claro, es que hay jugadores con ganas de sacarle partido a su posición estratégica. Y en patagonia eso es evidente.

Saludos!